23 agosto 2010

Eloy Sánchez Rosillo




La luz no te recuerda


Entra la luz hoy en el cuarto como

entraba la otra tarde. Y no nos ve


aquí juntos de nuevo: no has venido.


Yo puedo recordarte.

Y te recuerdo, a solas, en esta habitación



—llena de nada ahora— que entonces compartimos.


Las palabras que hablamos, la música, tu risa,

y lo que entre nosotros sucedió en esas horas,


siguen viviendo en mí.


Pero la luz no te recuerda, porque


la luz ama el presente. Regresa sin memoria


a la estancia vacía. Y ya no sabe


que se enredó en tu pelo y que brilló en tus ojos,

que, a la vez que mis manos minuciosas, anduvo


despacio por tu cuerpo.


No, la luz no recuerda

haber estado aquí, contigo, con nosotros.


Llega, alegre y dorada,


al lugar en que ardiera la otra tarde la vida.


Y únicamente encuentra en su silencio


a un hombre recordando, recordándote:


un hombre triste, y derrotado, y solo.


Imágen de Egon Schielle

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