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Itziar Mínguez Arnáiz • Elia Fernández Herencia •
Toda agonía ajena
es un sosiego
a pesar de la certeza de un mañana
donde no te sobrevivirás.
Así labramos nuestra común soledad
desde este mirador de piedra vieja,
y nos templamos prójimos 
como meras bestias.
Impares y fugaces
preludio de una nada
donde sólo el aullido y la sombra
nos preceden.
Así nos vivimos con uñas
y dientes en esta particular partida
de cartas entre demasiados dioses,
sempiternos jueces
del mismísimo Sócrates.
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