Llámame necio y mentecato,
estúpido, imbécil
o simplemente ignorante.
Pero déjame tranquilo
que descanse adormecido,
que repose sosegadamente
hasta aletargarme amodorrado.
Deja que ejerza sin estrategias.
Me lo pide el cuerpo
y no importa cómo quede
ni el lugar.
Cuando la ventaja es injusta
el valor de la derrota
nada debe preocuparnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario