30 septiembre 2010

Antonio Gomez

Llámame necio y mentecato,

estúpido, imbécil

o simplemente ignorante.

Pero déjame tranquilo

que descanse adormecido,

que repose sosegadamente

hasta aletargarme amodorrado.

Deja que ejerza sin estrategias.

Me lo pide el cuerpo

y no importa cómo quede

ni el lugar.

Cuando la ventaja es injusta

el valor de la derrota

nada debe preocuparnos.

No hay comentarios: