13 septiembre 2010

Luis Antonio de Villena.


Entonces hubiera gritado:

¡Señor, salva a Juan!

He visto deshacerse muchas bellezas;

sería bueno que quedase

una como emblema de nuestro

tiempo, un licor joven

que —contra el uso— no

envejeciera nunca...

Aún es hoy como monda

de naranja, y sonríe,

y un aroma delgado

aún llena el aire...

Pero no, tampoco mi oración

obtuvo respuesta

No hay comentarios: