14 octubre 2010

Pepa Giraldez Tinoco,


MI SANGRE


Como comunicarme con el más allá para que te salve
y te llene de energía tu cuerpo entregado.
Cómo hacer para salvarte del dolor de tus huesos
y llenar de juventud tus manos generosas.
Toma mi aliento que reza por tus quehaceres diarios
y mi pena para agradecer los días donados.
Llena mi esperaza de rincones que todavía,
llevo el olor de tus brazos en esta niñez que dura.
Sangre de mi mundo, amada madre.
Mi torre Eiffel que me emanó toda la fuerza
para seguir proyectando luz hacia los otros.
Por ti me agarro a la tierra para no irme
volando y soñando en la utopía que me llama.
Mar que serena todas las tempestades del hábito,
Y que afianza el no hable, no mires, no escuches
Con la prudencia que dominas como un dios.
Te debo el consuelo a todos mis lloros,
Y los aplausos honestos a mis méritos,
no obstante este llanto que ahora te sigue
ni con sonetos, rimas y leyendas
lo podrías aliviar.

Poema para mi próximo poemario titulado “DEBAJO DE TU LENGUA”

Pepa Giráldez




1 comentario:

julia dijo...

En-hora-buena! es un bellísimo poema