
Te perdí,
cuando empezaba a quererte.
Cuando un calor

improbable y paradójico de invierno
hacía estragos
en los páramos de mi vida.
Te perdí,
cuando me saltaban esperanzas
sobre una amistad probable
en un jueves
de marzo.
Te perdí...
mejor, ya te había perdido
cuando en tres días de ausencia
me di cuenta que te quería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario