24 noviembre 2010

Manuel Senra,



MIGUEL HERNÁNDEZ
¡No corras, ve despacio,
que adonde tú tienes que ir es a ti solo!
Juan Ramón Jiménez


Se te rompió el dolor en la caída
de la valida estrella de tu suerte.
Vísperas de un morir de mala muerte:
enfermo el cuerpo, el alma entelerida.
¡La cárcel fue la casa de tu vida!
Nadie te vio, o nadie quiso verte.
Ni quien tanto te tuvo sin tenerte
tampoco estuvo en tu fatal partida.
Pero ni el verso ni la voz callaron
los inicuos fusiles de la guerra.
Guerra que abrió una herida, aún no cerrada.
Te asesinó el dolor. Te asesinaron.
Y con tu vida a tu muerte atada,
¡ay cuántos versos se tragó la tierra!

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