03 diciembre 2010

Faustino Lobato Delgado,



Porque el aire huele...

A Juan Leiva, pintor de la palabra

El aire huele a pan, a palabra que flota en las caricias,

a deseo huele todo . A sentimiento que penetra

el cielo del olvido dibujado en el rostro del dolor;

huele a instantes que pasan, a efímero momento

que se duele eternidad, más allá de lo real.

Huele a pan el aire, a hambruna de equilibrio,

a hombres y mujeres que desnudan palabras;

huele a miradas al borde de la vida en el filo del ser

que se deshace; a suspiro huele, a tarde abortada,

a noche en el vértice del vientre;

El aire huele a pan, a esquina cotidiana que olvida el ayer;

huele a brisa, a fáciles palabras que intentan convencer,

a juventud transida de añoranzas pegada al interior

del sentimiento donde sólo nosotros podemos contemplarla;

A palabra huele el aire, a frases repetidas que no sirven,

a miedos que amarran el presente; a realidad huele,

a dura realidad de meridianos equívocos;

A palabras huele el pan, a consejo, a ternura,

porque la palabra tiene el hambre de la hartura,

el deseo impulso de entrar donde no hay nadie;

huele a reposo, a silencio donde el tiempo se hace nada,

porque el ser se escapa en la levedad de la existencia

No hay comentarios: