25 enero 2011

ADRIANA SERLIK,


He salido hace días

y no he vuelto.

Me espero en todas las estaciones

en cada una de las esquinas de las calles

entre los negocios

en la parada de los autobuses

pero no llego.

No sé dónde hallarme

a quién preguntar por mí

quién me habrá visto ayer

o antes de ayer

o la semana pasada.

¿Quién puede darme datos sobre esa que soy

y no encuentro?

A ésta no la quiero

trato de destriparla

pero nada obtengo.


Tengo que seguir buscando

y mientras tanto

soportar

sus debilidades,

sus malas posturas

porque la otra no llega,

no me trae sus fuerzas

su caminar tranquilo.

Es un desdoblamiento de mi ser

y acepto

este grado de locura.

¿Quién soy,

quién es la que camina llorando por la calle

que no resiste la mirada

o el silencio?

¿Quién es esta mujer

que no socorre el tiempo?

Lo deja pasar sin respirar,

se angustia frente al retorno,

no sabe vivir el sol o la luna.

¿Cuándo podré recobrarla?

Esta hace una vida normal.

Se levanta todos los días

a las siete de la mañana

va a trabajar

se lava los dientes

desayuna

saluda al jefe

lee las galeradas de Minerva

recoge alguna palabra mal escrita

recibe una carta.

Es una persona normal,

se levanta a las siete

va a trabajar

y cuando sale...

el grito se acomoda en la garganta.

Se levanta a las siete

se lava los dientes

toma el metro

llega a la oficina,

el grito va instalándose...

—La libertad es como un grifo

abierto en la cabeza.

Busca en el diccionario.

—La libertad es...

Aquella otra que no está aquí

que espero todos los días,

en las esquinas de las calles

en la puerta de las estaciones

en la llamada telefónica

en la carta.

—La libertad es...

Un grito que no sale

que se hace nudo,

dolor,

silencio en la garganta.

que se hace...

Y no volverás

Si no te sigo buscando.




De “La silla de paja”

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