31 enero 2011

Catalina Zentner,


DETRÁS DEL ESPEJO

Detrás del espejo un malabarista entrena un par de arañas que sonríen tontamente mientras catorce jinetes avanzan en línea recta hacia la muerte del ocaso.
Yo los contemplo arrobada, más allá de mis ventanas, evitando el sonido del cucú que quiere traerme a este lado, lejos de Alicia y sus secretos.
Un conejo agita un mazo de naipes, pero no me detengo.
Ciertas resoluciones son difíciles de mantener, hay sombras acechando y trampas engañosas.
El día marcará un retorno a lo establecido, pero el espejo aguarda con sus retoños a punto de florecer, lejos de las venganzas e improperios.
Me miraré y te encontraré envuelto en el terciopelo verde que te abriga sin esconder, extenderé la mano y tú me convidarás un trozo de chocolate, en tanto una voz entonará la melodía que escribiste en esa partitura devenida en estrella suspirante, extraída del borde del espejo, ante un descuido del dueño de las horas.

Catalina Zentner

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