
LOS NIÑOS DEL PERÚ
Los niños del Perú mastican la nieve
a doce grados bajo cero no saben pensar,
y para qué.
Los niños del Perú comen vaca congeladas
con manos sucias y almas decadentes.
Para los niños de Perú no existe el tiempo
ni las fantasías, ni la inocencia, ni la familia
y a los quince años mueren a otro mundo mejor.
Los niños del Perú son tristes adultos
con uñas negras, sin libertad,
el hambre es su pecado extenso
la piedra demasiado pesada en Huachipa.
El niño del Perú sueña con ser Samson
resignándose como ladrillero y pescador
en trece horas diarias.
Esta es la humanidad de la igualdad
donde los niños de Perú lloran
bautizados con el nombre de neumonías
herederos de los cadáveres de la generosidad.
© copyright Chía Giráldez Tinoco.
Los niños del Perú mastican la nieve
a doce grados bajo cero no saben pensar,
y para qué.
Los niños del Perú comen vaca congeladas
con manos sucias y almas decadentes.
Para los niños de Perú no existe el tiempo
ni las fantasías, ni la inocencia, ni la familia
y a los quince años mueren a otro mundo mejor.
Los niños del Perú son tristes adultos

con uñas negras, sin libertad,
el hambre es su pecado extenso
la piedra demasiado pesada en Huachipa.
El niño del Perú sueña con ser Samson
resignándose como ladrillero y pescador
en trece horas diarias.
Esta es la humanidad de la igualdad
donde los niños de Perú lloran
bautizados con el nombre de neumonías
herederos de los cadáveres de la generosidad.
© copyright Chía Giráldez Tinoco.
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