03 enero 2011

Fernando Sabido Sánchez


Presiento que estamos enterrando
las viejas canciones de amor,
que el viento de la umbría
va deshojando nuestro libro verso a verso
sin demorar el arribo de la muerte
Recuerdo los gemidos del ensueño,
el ungüento invisible
que nos salvó a veces del naufragio
sin juramentos apócrifos,
la infidelidad desprovista
de estigmas, las ascuas
Y ahora cada palabra, cada letra,
vagará por paisajes inhóspitos de algarabía,
nómadas en una selva de pájaros
que desafinan el silencio,
que rompen olas de lágrimas negras,
tal vez crisálidas a contraluz
trepando la oscuridad para ponerse a salvo
de espejismos baldíos

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