28 mayo 2011

JUAN RAMÓN BARAT



Bio-bibliografía



Vine al mundo la noche del 7 de agosto del 59 en Borbotó, una aldea de Valencia. Mi primer acto de rebeldía fue nacer al revés: con el culo por delante. Salvado el primer escollo -el nacimiento-, crecí feliz, rodeado de vacas, campos de hortalizas y gentes sencillas. A mi madre le debo la alegría que siempre me acompaña. A mi padre, el mal genio que a veces me asalta a traición. Mi amor a los libros comenzó a gestarse con la lectura de tebeos y el ambiente de la escuela unitaria. Empecé a profanar papeles en blanco y perpetrar versos en mi adolescencia, para ligar con las chavalas, pero con los años descubrí que las palabras me servían también para expresar todo lo que sentía, pensaba o deseaba.



NOCHE DE VERANO


Una vez, siendo niño, le pregunté a mi padre


a dónde van los hombres cuando mueren.


Era una hermosa noche de verano.


Estábamos sentados a la puerta


de la casa en dos sillas


de anea y contemplábamos el cielo.


El aire nos traía dulcemente


el olor del jazmín.


Mi padre me miró con ojos bondadosos


y tras breve silencio me explicó


que la muerte no existe y que los hombres


acaban transformándose en estrellas


que brillan en el cielo.


Cuando me hice mayor y consulté los libros


descubrí con sorpresa


que la luz de los astros no es eterna,


que también su existencia se consume


con el paso del tiempo.


Ya hace muchos años que mi padre murió.


Hoy quisiera tenerlo junto a mí,


igual que aquella noche, y poder formularle


la pregunta obsesiva que me hago


al mirar hacia el cielo


en mi silla de anea solitaria:


¿a dónde van los astros cuando mueren?















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