17 junio 2011

DAVID PIELFORT


EN DIRECCIÓN AL MOSTRADOR







Ella, con los codos en la formica,


creyendo en la luna -como los bichos en la luz-


rota y rota con su mirada


el falso reflejo de forleidi.


Las sanguijuelas huecas de la formica


le han jugado una mala broma marmórea:


la ilusión de darle vueltas a las cosas


al mirar por la lupa del poso de anís seco.






Alzando el pecho


estruja a tres, incorporándose.






La puta golea a la alameda


y Hércules sacude su alpargata, salpicada


por el meao de un perro, un guardia jurado



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