03 junio 2011

JOSÉ CARLOS ROSALES


Esta noche estaremos en el Café Anaïs







Oigo cómo se abre el grifo de la ducha,


cómo tu piel se moja y me imagino


tu piel llena de espuma


y el agua resbalando con calma por tu cuerpo,


llevándose los trazos monótonos del día,


y no puedo eludir una pregunta,


una vaga inquietud, una pesquisa:


¿Podrá borrar el agua la huella de mis manos?


¿Se notará esta noche, cuando estemos allí


en medio de la gente, el rastro de ese beso


que te daré esta noche en medio de la espalda?


Oigo el agua que cae, vuelvo a mirar la hora,


me levanto y te busco, y te miro peinándote


delante del espejo, y al ver tu piel mi duda


se desvanece y huye, ya no vuelve.









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