01 julio 2011

Pedro Javier Martín Pedrós Copyright ©,



Suena la flauta y el río baja tranquilo.
Los monjes del cercano claustro
se bajan rock de Internet.

Maruja la de Luís el cojo,
hace croquetas como le enseñó su madre.

El tabernero está hasta la gorra de aguantar
a los borrachos de siempre,
por muy clientes que sean.


Un mirlo blanco acaba de manchar la
solapa del abrigo de astracán de “ Doña
Amparo la tramposa, camino de la
Misa dominical.


El churrero cambia el perol y empieza
a freír patatas,
su hija está asqueada de hacer
cientos de cartuchos todos iguales.


Virginia sigue preocupada por haber
perdido la virginidad anoche.


El guardia de tráfico le perdona la multa a la
rubia por lo buena que está.


La cajera del súper, empieza a sentir
aburrimiento del pitido del lector de barras.


Una monja azul quiere ordenarme los cabellos,
el autobús pasa de largo de la parada obligatoria
lleno de hipotecas y orgasmos imaginarios.


El café se ha enfriado y el panecillo
quemado, esto pasa por querer
hacer tres cosas a la vez.


Viene mi amiga con el lápiz
informático y me corta el punto.


Cosas de la vida…






Foto de Jacques-Henri Lartigue

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