25 septiembre 2011
Ana Cardinali,
Mudarse a la vida
Hace tiempo
que el espejo se sumerge en los escombros,
que las manos envejecen al decir adiós,
que somos rehenes de lo invisible.
Entre la bruma y la ceniza
perdimos algo esencial.
Era necesario descifrarnos
en las palabras del insomne,
en los ojos del hombre herido
o en la renuncia inesperada del suicida.
Apagar las luces
como derruidas estrellas
Cántame, cuéntame, ármame.
Tú y tu clásico entender de las costumbres,
dime que el tiempo que tejíamos
no era sólo de criptas y ataúdes,
que las miradas no añoraban el mar
como velas vivas o incendios.
Que nunca fue en vano
conjugar tu llegada con el vuelo de los pájaros
o acaparar la insistencia del nudo
con el poder de sus extremos habitados.
Aquí en este silencio intermitente
como un faro que renueva,
hay una historia en movimiento;
te hablo, te nombro, te desarmo;
el suspiro establece
lo que se termina y lo que comienza:
…………………Un montón de huellas
…………………abandonan la soledad
…………………y se llevan los recuerdos,
……………………………………anhelo de niña,
……………………………………vendas del corazón,
……………………………………un horizonte
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1 comentario:
Leer este poema ha sido todo un alivio... gracias. Es precioso y tiene una cadencia armoniosa, lírica, centrada, equilibrada.
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