08 septiembre 2011

Toño Morala,



COLABORACIÓN: El Afilador
EL AFILADOR
Relato, Por Toño Morala.







"El afilaaaaadorrrrr!!!! El afilador, llega, ha llegado el afilador, el afilador ha llegado para afilar sus cuchillos, navajas, tijeras..."Se arreglan paraguas!!!


Vocea y toca el siflo por las calles de pueblos y ciudades; las madres bajan de todo, tan pronto cuchillos, tijeras, navajas…todo artilugio que necesite un buen afilado, como otros utensilios domésticos; lecheras a las que el mango de madera se le ha roto de tanto uso y que el afilador en el invierno a base de paciencia y berbiquí, siempre llevaba en la pequeña caja de herramientas. La rueda siempre a punto, como también la piedra de siles y la lata con agua para asentar. Decir que la mayoría tenían cortadas y dobladas hacia adentro aquellas latas de aceite “La Giralda” con una pequeña asa de alambre. Decir que a los niños nos encantaba ir detrás del afilador por el barrio o pueblo y oírle tocar el siflo; oficio ambulante y artístico, pues hacían verdaderas obras de arte a base de imaginación y experiencia. Paraguas de pobres que el viento o el excesivo uso malograban en inviernos lluviosos, y que pacientemente reparaban los afiladores a base de alambre muy delgado, varillas viejas que tenían que dar la medida justa y finales de bola para sujetar la tela. Muchos eran solitarios y venían de tierras del sur de Galicia, la morriña y la sombra de los castaños la llevaban a cuestas. A veces dormían en las tenadas o cambiaban trabajo por cena y cama en las fondas; eran fieles de un año para otro, y solían respetarse entre ellos, había un código ético y mucha familiaridad entre los pueblos y los afiladores, llegando incluso a emparentar y forjándose dinastías de afiladores allende los mares.


“Detrás de mi rueda voy por caminos olvidados/en busca de una aldea/en busca de afilados/ De noble madera hecha/y por un buen artesano/fiel amiga y compañera/mimada está por mis manos/Rueda de afilar, amiga/a ti te lo debo todo…”


De un viejo afilador…sacando chispas al hierro. “Mi “Tarazana”, mi hermana, mi compañera y amiga, la que me da de comer y mantiene a la familia”.


Y así transcurría el tiempo de los afiladores, de primeros de abril a finales de la caída de las hojas.


Un viernes que era mercado en la plaza mayor, estaba Manolo el hojalatero estañando una cazuela, cuando aparece un cochazo largo y negro, alguien de ministerios o gobernación, vaya usted a saber…mira y guiña al afilador que estaba a su lado y le dice…”Ay que ve mare mía…ande hemo llegao los metalúrgicos…”





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