04 octubre 2011

Celaya, Gabriel


Reseña biográfica


Rafael Múgica, nombre real del poeta español, nació en Hernani, Guipúzcoa en 1911.
Presionado por su padre, se radicó en Madrid donde inició sus estudios de Ingeniería y trabajó por un tiempo
en la empresa familiar. Conoció allí a los poetas del 27 y a otros intelectuales que lo inclinaron hacia el campo
de la literatura, dedicándose desde entonces por entero a la poesía.
En 1947 fundó en San Sebastián, con su inseparable Amparo Gastón, la colección de poesía «Norte». Obtuvo en 1956
el Premio de la Crítica por su libro «De claro en claro», al que siguieron entre otros, «Plural» en 1935, «Cantos Íberos»
en 1955, «Casi en prosa» en 1972, «Buenos días, buenas noches» en 1976 y «Penúltimos poemas» en 1982.
En 1986 recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas.
Falleció en 1991. ©


Deseada


Deseada, ¡tan suave!,
confín donde resbalo.
¡Oh siempre un poco ausente,
suspendida en la nada!
¿Son tus ojos dulces?
No, que está turbado
tu mirar brillante
de anhelos contrarios.
Yo te amo, te amo, te amo,
todo lleno de alas tempestuosas,
y de garras, de furias,
de dolor, por abrirme.
¡Oh, tenme en tu sonrisa,
en tu sombra, en lo leve
de tu mano impalpable!
¡Tenme en tu caricia!
¿A qué llamas cambiando?
¿Qué me pides furtiva?
¡Oh tú, siempre ignorada,
tú siempre antigua y nueva!
Ven más cerca. No temas.
Tu mano tibia tiembla,
tu cintura se atreve
con sobresaltos, mía. ¡Mía, deseada!
Y aún sonríes con ojos
inocentes y raros.
¡Oh, dime! ¿Qué sugieren
tus ojos arcaicos?
Cabelleras, torrentes,
músicas perdidas,
corazón: esa ave
que, cogida, tiembla.
Y tú, esquiva, flotando
desnuda, lenta y suave.
Tú, chiquita, huida
en un cielo sin nadie.
¡Oh dime, deseada,
cómo hay que abrazarte
mientras tu boca expira
en la mía, sin habla!
Di si tu remota
belleza en tu cuerpo
puedo yo apresarla.
Puedo así matarte.
Deseada, ya basta.
Deseada, no puedo.
Deseada, tú quieres
que yo muera contigo.















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