ENTRE PUNTALES AL RASO
No están hechos de humo
aunque les duelan los ojos
con la claridad almidonada
de las ciudades bulliciosas.
con un hatillo de esperanzas
que poco a poco se disuelve
en un llanto de vacías manos.
Aguardan a la noche,
a la serenidad de las estrellas,
patrullan en hileras,
hurgan en los contenedores
los flacos restos del derroche.
Tras su sombra plana
y alargada en los muros
hay una historia roída
por el destino y las ratas,
una angustiosa memoria.
Los colmillos del viento
zarandean la dignidad,
se clavan en los huesos,
destrozan algún sueño.
En el pozo de los días
llueven las cenizas,
alrededor de improvisadas
fogatas letargo a cielo raso.
Están hechos de agua, de pan duro,
de infectadas heridas, de parásitos,
de ropa zurcida o encontrada,
de la caligrafía amarga de la calle.
María José Collado
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