15 octubre 2011

Pablo Neruda,



Amo el amor de los marineros
Para que nada nos amarre
que no nos una nada.


Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron las palabras.

Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.


(Amo el amor de los marineros
que besan y se van.


Dejan una promesa.
No vuelven nunca más.


En cada puerto una mujer espera:
los marineros besan y se van.


Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar.)


Desde el fondo de ti, y arrodillado
un niño triste, como yo, nos mira.


Por esa vida que arderá en sus venas
tedrían que amarrarse nuestras vidas.


Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.


Por sus ojos abiertos en la tierra
veré en los tuyos lágrimas un día.


(Amo el amor de los marineros
que besan y se van.


Amor que puede ser eterno,
y puede ser fugaz.


En cada puerto una mujer espera:
los marineros besan y se van.


Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar.)



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