01 noviembre 2011

Esther Giménez

                                           Y volará contigo mi dolor


                                           A Miguel G. M.


Miré en tus ojos
y ya no estabas.
Sólo las briznas
de la espadaña.


Miré tus ojos
que se volaban.
Los perseguían
palomas pardas.


Y en los dos fosos
de la ventana,
miré a la niña
probar las alas.


Miré tus ojos
y no lloraban.
¡Ay de la herida
de luz temprana!


Que el haz nuboso
que atrás dejabas
yo lo querría
cordel de plata.

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