13 enero 2012

Ada Salas,



El frío ha convocado a la ceniza.

No es oro el amarillo que pone sobre el cielo
un rictus lívido.
Nos tirita la lengua.
Y sin embargo anduve miles de millones
para llegar aquí
y quitarme una a una la piel de los zapatos
los jirones de ropa (no, perdón, dije sombra)
hasta quedarme en hueso
en palabras que suenen
como suena la caña
de los huesos
cuando silba por ellos la verdad
de la sangre.
Asomada al balcón
veo un vuelo de imágenes
(una urraca un vencejo una cotorra
-¿qué hace aquí un cotorra?-).
Un poco a mi derecha apenas
perceptible (describir para qué, ada, ada,
sólo el ruido con mueve) veo cómo se anuncia
(no describo hago ruido)
-y a pesar de la terca sequía-
en el talud
la hierba.
El frío ha convocado a la ceniza.
Pero insisto
he venido hasta aquí
para quedarme.
Ya en otro tiempo dije no es éste
nuestro tiempo. Pero lo haremos
nuestro.
Con palabras hirientes que penetren
en él y palpiten
con él.
Prepárate por tanto para el grito.
Para que todo suene
como suenan los cuerpos que se abren
para darle a otro cuerpo
la soledad
el blanco aburrimiento y la pasión
la plenitud la ira
el amor y la muerte.
Como suena
la lluvia
sobre el rostro llagado del desierto



No hay comentarios: