Aitana Alberti,
Si el campo de batalla se tornase la patria
si deformes figuras fallecieran
después de tanto contaminarme el mundo
en mi costado izquierdo
junto al vértice extremo del corazón
nacería un huerto
la sorpresa del árbol
la manzana
el gesto
—leve ascenso de la mano hacia el aire
alrededor del fruto—
no el fruto
sino la dulce promesa roja en tu boca
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