12 enero 2012

Patricio Nájera

Patricio Nájera



Nació en Covaleda (Soria) el 2 de marzo de 1953. Su afición por la poesía le viene de su etapa de estudios en Valladolid, cuando contaba con 14 años. A esa edad realizó los primeros poemas, ente ellos su primer soneto. Años más tarde, casado y padre de dos hijos, retomó de nuevo la pluma y continuó con la afición / pasión que había dejado años atrás, viviendo ya en Arnedo.


Después de presentarse a varios certámenes de poesía, conoció a Miguel Correas y a otros amigos en el colegio público “La Estación” y fruto de ese encuentro surgió la decisión de hacer recitales y formar la ‘Asociación de Poetas de La Rioja Baja’, de la que es socio fundador y vocal.

Su poesía es sencilla y de fácil lectura, decantándose por una métrica clásica y rimada de gran musicalidad. Entre sus temas predilectos destacan el amor, la muerte, la naturaleza y las escenas cotidianas, no faltando el recurso al humor.


Como resultado de su obra ha sido galardonado en diversos certámenes:


Primer Premio del Certamen de Poesía organizado por la Cadena SER de Arnedo, en 2003.


Segundo Premio de Poesía del Certamen “Bretón de Los Herreros” de la villa de Quel en los años 2004 y 2005 consecutivamente.


Primer Premio del concurso de poesía “El Eco de La Rioja” organizado por los Medios Riojanos de Comunicación S.L. en 2006.

ELOGIO DEL ABRAZO

El torrente de tu fuerza, hombre solo,
ha devenido en glaciar petrificado
y afrontas la huida solo y asustado
sin pedir el calor de mi mano: Solo.
La vida te ha dado más heridas que piel,
más látigo que lomo para las llagas
y de las sombras hacia las sombras vagas
con voz agrietada por cristales de hiel.
El gesto por el silencio acribillado.
Metralla oxidada de todos los sueños
en el tronco tenaz de hombros pequeños,
varado en mitad de un anhelo humillado.
Mas, yo he vadeado tu olvido, no huyo.
Has de saber que muerdo la misma brida,
mi cicatriz coincide con tu herida,
pero el territorio de mi pecho es tuyo.
Ni dios ni el diablo acudieron a tu cita
y los demás hombres solos, han huido,
pero yo estoy aquí firme y decidido,
hinca tu mentón sobre mi hombro y grita.
Trasfúndeme el alarido que atenazas,
deja en libertad los cuervos asesinos
y constata que a pesar de lo indivino,
ninguna muerte te asusta si me abrazas.











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