28 febrero 2012

Gracia Iglesias



CUESTIÓN DE ESTADO



Cuatro muertos se inmolaron ayer por sus principios
delante de una multitud de espíritus atónitos
y sumamente atormentados.


Las momias en cuestión
viven hoy en un barrio de lujo
a las afueras de Madrid.


El ministro de asuntos fúnebres
ha manifestado su preocupación
por que cunda el ejemplo
y el caso se convierta en epidemia.


Como medida disuasoria, de momento
ha prometido nichos para todos.


Pretende así impedir una resurrección en masa
que haría peligrar
la frágil paz lograda con los vivos.



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