29 abril 2012

Ana Pérez Cañamares

 ENTONCES, ¿TÚ TAMBIÉN ME VES ASÍ?





Entonces ¿tú también me ves así?



¿Tú también me ves fuerte?


Porque le echo cayena a la comida,


porque bebo como un hombre

(un hombre que bebe mucho)

porque me he horadado el cuerpo

-y el cerebro-

porque he parido a cuatro patas

como una hembra en su guarida

porque okupé en Londres

porque he hablado en público


y he lavado y vestido a mi madre muerta

porque me he rapado el pelo


y lo he teñido de amarillo


porque he dormido sola en el monte


y he puesto a conversar


mi oscuridad con la oscuridad de fuera.


Así que tú también me ves fuerte.


Serás de los que te sorprendas


el día que me desplome;


insistirás en que nunca me viste


dar una señal de debilidad


o de abatimiento.


Te equivocarás como todos


y no podré culparte:


toda la vida llevo apoyándome


en esta fama de fuerte.


Sólo yo sé que la fama camina


sobre muletas podridas.




















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