19 abril 2012

Idoia Arbillaga


LA HIJA DE MIDAS
Tú eres savia y luz, yo soy lamento,
cristal que se hace fe si tu lo tocas.
Tú elevas esta brizna si se apoca;
el viento es tu familia y tu tormento.




Me elevas desde el fango a mi contento
esparces miel sagrada con tu boca.
La vida me entristece, seca y roca;
yo soy pobre lechuza y tú portento.
No niegues tu cobijo, eres mi dueña,
no niegues tu sonrisa a mi pobreza
ni escondas ser la brasa de mi leña.
Reflejo de mil soles tu belleza,
yo soy rastrojo rudo, nula breña,
y tú fundes mi piel y mi corteza.




Idoia Arbillaga

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