09 mayo 2012

José María Alloza



en el mismo lugar
la locura que fascina
y el hotel
de escaleras en caída libre
vertiginosas
en tus esquinas de ojos algas
y mujer milagrosa,


fatal, a veces, cuando ondulas

-yo espectador-
entre maga iluminada
y puta sin acera,
imprevisible
y a pie juntillas
tan verdadera y contraria,


inmovilidad oscilante
y eje de iris azulado
donde olvido ser marinero
y tiemblo cuando me tocas,
chelo mudo
recordando el tango,


de vacuidad
contra la pared disparo un sueño,
el zumbido parecería real
y la sangre un grito de alba tierna
si no fuera por el Cinco
de tus poros
y el pasillo de Baudelaire
no ardiera como un coctel molotov
en la rosa de tu sexo,
-aquí las palabras callan-

y es que estaba soñando,
entre libro y verso,
un orgasmo, mi noche contigo.

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