Me dijeron que no soy poeta,
no sé pintar bodegones.
Me dijeron que hay patrones del sentimiento,
que dirigen su música, con batutas rancias.
siento un aliento profundo
de pasado, me produce náuseas.
Me hablaron de la poesía reglada,
de posible evaluación,
que gana en forma, en brillo,
que oculta cualquier rasgo del alma
y tapa su boca con medidas de calibre,
disfrazada de palabras,
moribundas.
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