Hubiera muerto
si tu voz no me salva de repente,
si tus dientes no tragan hoy mis lágrimas,
si tus manos, allí tan lejos, no aprietan las mías.
A ti,
que te sueño sin querer,
que estás detrás de mí,
que te duelo en los brazosy te tiemblo en los ojos.
A ti,
amigo ardiente y de tantas cosas,
una vez más te sangro,
y no quiero
verte triste y detenido sobre tus sienes.
Déjame escapar de tus huesos
y cúbreme de telarañas cansadas.
Yo no existo ni tú existes,
somos un paisaje
que contempla la gente
y nos pisa la noche.
Del libro : Imágenes de agua y tiempo.
-3%5B1%5D.jpg)
No hay comentarios:
Publicar un comentario