09 julio 2012

Lupe García Araya






Hubiera muerto
si tu voz no me salva de repente,
si tus dientes no tragan hoy mis lágrimas,
si tus manos, allí tan lejos, no aprietan las mías.
A ti,
que te sueño sin querer,
que estás detrás de mí,
que te duelo en los brazos
y te tiemblo en los ojos.
A ti,
amigo ardiente y de tantas cosas,
una vez más te sangro,
y no quiero
verte triste y detenido sobre tus sienes.
Déjame escapar de tus huesos
y cúbreme de telarañas cansadas.
Yo no existo ni tú existes,
somos un paisaje
que contempla la gente
y nos pisa la noche.




Del libro : Imágenes de agua y tiempo.

No hay comentarios: