Marcela
Carranza

Tal vez
porque fui rama
con hojas,
sin espinas.
Más tarde
fui una simple
corola en
la mañana.
Porque
fuego de soles
el corazón
me ardieron
y mi sangre
fue savia,
y mi piel
sin defensa
para ser
lastimada.
Después
vestí de verde
de blanco y
rojo grana
y elegí
aquel poema
que tanto
me gustaba.
Tal vez,
por todo eso
una vez fui
manzana. (2)
En 1945
egresó de la Escuela Nacional de Villa María con el título de maestra-bachiller
y fue a trabajar a diferentes poblaciones del interior de la provincia de
Córdoba. Vivió un tiempo en la capital cordobesa hasta que finalmente regresó a
su ciudad natal, en la que viviría hasta su muerte. En el año 1959 inició sus
estudios en el profesorado de Jardín de Infantes. Fue maestra y directora de
Nivel Inicial en la Escuela Normal “Víctor Mercante” hasta 1979, año en el que
fue cesanteada por la última dictadura militar.
Impulsada por la profesora María Luisa Cresta de Leguizamón, en
1960 Edith Vera se presentó al concurso “Campaña para una buena literatura para
niños”, organizado por el Fondo Nacional de las Artes, y ganó el Primer Premio
con las poesías del que sería su primer libro: Las dos naranjas, publicado
recién en 1969. Sin embargo los poemas de este libro ya circulaban antes de su
tardía edición; se leían en programas radiales, en las escuelas, integraban
antologías.
LA CASA AZUL
¿No sabes
que la sopa es divertida?
Tiene
olas,
peces,
sal,
y el puerto
con una grúa
que saca
barcos del mar.
***
Debajo de
mi almohada
duerme el
sueño.
Cuando me
acuesto,
despacito,
se acurruca
como un perro entre mis ojos.
***
Conocí una
cuna
que le
cantaba al niño.
El niño
tenía sueño
y ella le
cantaba.
Cuando el
niño soñaba
ella
callaba.
Conocí a un
niño
que le
cantaba a la cuna.
La cuna
tenía sueño,
el niño le
cantaba.
Cuando la
cuna soñaba,
el niño se
callaba.
***
Donde se
baña
la
tarde,
el jabón
tiene la espuma
azul
y lejano el
olor.
***
El Pato
Canela
pescaba en
la noche
hundiendo
su pico
de rojo
coral.
Sacaba del
agua
pedazos de
luna
que él
mismo quebraba
a orillas
del mar.
***
Vamos,
viejo
viento.
Vamos,
removedor
de arenas,
de tierras
y de cielos.
No me
arrebates
Los colores
de mi barrilete.
***
La calabaza
sueña
desde
pequeña,
que un hada
la vuelve
carroza de
oro.
Y siempre
pregunta:
—¿Cenicienta no llora
o el hada
no puede?
Porque nada
sucede
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