Cuando vengas de visita no me traigas más palabras, te lo
( ruego.
No me queda más
espacio en el cillero y en la fresquera
( no
cabe
ni un
adverbio.
Últimamente por
cortesía te engaño y las escucho
a
contrarrembolso se las envío a ese nuevo inquilino tuyo
que te viene
arreglando el sentimiento
a ver si se
empacha de una vez de tanto adjetivo posesivo
y me deja en su
sitio los recuerdos,
que aunque
puedan parecerle antiguos y muy poco aseados,
todavía, amigo
mío, no han prescrito.


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