EL talante
del día, tan ocioso, invita más a estar
que a ser. El viento lleva hojas, quisiera barajarlas,
a algunas las aquieta, a otras las escoge
para un vuelo fugaz hasta el cristal de una puerta cerrada.
El silencio desmiente el movimiento.
Dormirías tal vez, si no fuera cansado
dejar de abrir los ojos para que se te colmen...
Algo hay de oro gastado en cualquier día
y en toda paz, otoño: el tiempo es la belleza resistiendo,
a punto de marcharse, en fuga ya.
Un hilo iluminado transita por tu acera.
Se van de ti las hojas, oscurece.
(de La canción del antílope)

No hay comentarios:
Publicar un comentario