03 septiembre 2012

Andres Neuman




EL talante del día, tan ocioso, invita más a estar

que a ser. El viento lleva hojas, quisiera barajarlas,

a algunas las aquieta, a otras las escoge

para un vuelo fugaz hasta el cristal de una puerta cerrada.

El silencio desmiente el movimiento.

Dormirías tal vez, si no fuera cansado

dejar de abrir los ojos para que se te colmen...

Algo hay de oro gastado en cualquier día

y en toda paz, otoño: el tiempo es la belleza resistiendo,

a punto de marcharse, en fuga ya.

Un hilo iluminado transita por tu acera.

Se van de ti las hojas, oscurece.



(de La canción del antílope)

No hay comentarios: