NADA QUE PERDER
Sólo cuando nadie
espera,
sólo cuando nada
importa,
todos los
senderos te salen al encuentro.
No todos. No el
del amor. No el de la alegría.
Tampoco el de la
calma.
No son tantos:
Quitas de aquí y de allá
y el saldo
disponible de tu ira siempre
es inferior a la
ira solicitada.
Aún así, éste es
el gran instante
en que ningún
atajo
se atreve a
preguntarte si tienes miedo.
Es la hora de la
tajante estrella y tuya es.
La que vive en la
columna del árbol.
Bébela. Aún no
eres traficante o pordiosera.
Guerrillera de la
bolsa o de Ruanda.
Aún es el
instante en el que sabes
que puedes serlo
todo. Apúralo.
Dura poco. Sabrás
lo que es vivir
por donde nada
importe
y aunque nadie
espere.
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