27 septiembre 2012

María Ángeles Maeso











NADA QUE PERDER




Sólo cuando nadie espera,
sólo cuando nada importa,
todos los senderos te salen al encuentro.
 
No todos. No el del amor. No el de la alegría.
Tampoco el de la calma.
No son tantos: Quitas de aquí y de allá
y el saldo disponible de tu ira siempre
es inferior a la ira solicitada.
 
Aún así, éste es el gran instante
en que ningún atajo
se atreve a preguntarte si tienes miedo.
 
Es la hora de la tajante estrella y tuya es.
La que vive en la columna del árbol.
Bébela. Aún no eres traficante o pordiosera.
Guerrillera de la bolsa o de Ruanda.
 
Aún es el instante en el que sabes
que puedes serlo todo. Apúralo.
Dura poco. Sabrás lo que es vivir
por donde nada importe
y aunque nadie espere.


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