sería un buen mes
para deshacer miradas
y azucarillos de chocolate,
para llamar a los amigos
por su nombre
y escuchar música de los 70.
Para despejar incógnitas
que guardamos desde niños
y nunca nos atrevimos a preguntar.
Para decir cuanto amamos
y también cuanto odiamos.
Para saber esperar brisas de mar,
perfumes de primaveras,
sueños imposibles
y amaneceres
con destino felicidad.

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