Piedad Bonnett nació en 1951 en Amalfi (Antioquia),
Colombia. Desde los 8 años de edad se trasladó a Bogotá. Es licenciada en
Filosofía y Letras por la Universidad de los Andes, donde es profesora de
literatura en la Facultad de Artes y Humanidades desde 1981. Tiene una maestría en Teoría del Arte, la
Arquitectura y el Diseño por la Universidad Nacional de Colombia. Por su primer
libro De Círculo y Ceniza, publicado
en 1989, la autora recibió mención de honor en el Concurso Hispanoamericano de
Poesía Octavio Paz. En 1991 estrenó su obra de teatro Gato por liebre. En 1994 publicó Nadie en casa, su segundo libro de
poesía. En ese mismo obtuvo el Premio Nacional de Poesía Colcultura con su libro
El hilo de los días, publicado en
1995.
En 1996, con Ese animal
triste, se reafirma como una de las voces más representativas de la poesía
colombiana contemporánea. En el Teatro Libre se monta en 1997 su segunda obra de
teatro: Que muerde el aire afuera,
bajo la dirección de Ricardo Camacho.
En 1998 publica una antología personal
de su poesía bajo el título No es más que
la vida y el libro de poemas de amor Todos los amantes son guerreros. Fue
merecedora de la Beca Francisco de Paula Santander para un trabajo de
dramaturgia (1992) y de una beca de investigación del Ministerio de Cultura
(1988) con el proyecto “Cinco entrevistas a poetas colombianos”, que dio origen
a su libro Imaginación y oficio. Es miembro correspondiente de la
Academia Colombiana de la Lengua. En 2005 publicó en la editorial Alfaguara la
novela Para otros es el cielo; en
esta misma editorial, en 2002, había publicado Después de todo. Entre 2005 y 2010 da a
la imprenta:
- El mundo según
Gabriel García Márquez,
antología de definiciones
- Siempre fue
invierno, novela
- Los privilegios del
olvido (antología)
- Las
herencias
- Las tretas del
débil
- El prestigio de la
belleza
Sobre la obra de Piedad Bonnett, Ramón de
Zubiría escribió:
Si me urgiera precisar en
dónde radica, a mi modo de ver, la soterrada, secreta virtud que sustenta el
vigor, belleza y singularidad de esta poesía, no vacilaría en referirla a la
riqueza de las intuiciones poéticas que, subyacentes, marcan la génesis de los
poemas, y a la perfecta adecuación expresiva con que esas intuiciones quedan
marcadas en los textos.
En otra lectura, Clara Eugenia Ronderos T.,
dice:
En su obra me sorprende
siempre encontrar que esta magia del lenguaje, que crea una imagen a partir del
apareamiento de ideas simples, se repite no sólo al nivel del verso (contigüidad
maravillosa de palabras exiliadas) sino también a nivel del poema y del libro
donde se crea como una especie de figura fractal que se repite en una dimensión
cada vez mayor, hasta alcanzar su objetivo totalizador. Hasta que logra contener
en ella todos los destellos de esa realidad que más tarde habrá de definir como
monedas y fragmentos de espejo cuidadosamente recogidos en un
basurero.
En 1996, con Ese animal triste, se reafirma como una de las voces más representativas de la poesía colombiana contemporánea. En el Teatro Libre se monta en 1997 su segunda obra de teatro: Que muerde el aire afuera, bajo la dirección de Ricardo Camacho.
En 1998 publica una antología personal de su poesía bajo el título No es más que la vida y el libro de poemas de amor Todos los amantes son guerreros. Fue merecedora de la Beca Francisco de Paula Santander para un trabajo de dramaturgia (1992) y de una beca de investigación del Ministerio de Cultura (1988) con el proyecto “Cinco entrevistas a poetas colombianos”, que dio origen a su libro Imaginación y oficio. Es miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua. En 2005 publicó en la editorial Alfaguara la novela Para otros es el cielo; en esta misma editorial, en 2002, había publicado Después de todo. Entre 2005 y 2010 da a la imprenta:
TU NOMBRE
Cuando el dolor
ha triturado ya el último hueso de mi noche
y sólo habla el
silencio al corazón insomne que hila
y deshila penas y
memorias
viene tu nombre
hasta mi cuarto a oscuras.
Con un galope
seco viene tu nombre abriendo
un camino entre
nieblas
instaurando sus
voces sus redobles
sus erres que
retumban como un grito de guerra
su bronco acento
de campana rota.
Tu nombre es
tantas cosas:
el recuerdo de un
barco que viene de ultramar y sus tercos marinos
el fuego entre la
piedra
gota
roja
que va tiñendo la
pared del alba.
En él puede
escucharse la voz de los que creen
con mística
implacable y fe colérica.
Pero es también
dulzura tu nombre
muro blanco donde
mi mano traza los signos del sosiego
lugar donde
recuesto mi cabeza.
Entre tu nombre y
tú sin embargo un silencio
una grieta
nocturna donde anidan los pájaros.

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