10 noviembre 2012

Carmen Garrido





NADIE SABE LO QUE UN CUERPO PUEDE AGUANTAR

Pero ¿hay vida antes de la muerte?
Graffiti en una pared. Brooklyn.

NADIE sabe lo que un cuerpo puede aguantar,
pintada la frase en la puerta de la iglesia,
delante de la plaza donde los yonquis se destrozan el
tabique con los gramos de nieve.
Cada día paso por allí y aúllo.
Aúllo como si la boa fuera yo y me hubiera tragado mi peor pecado.
Aúllo porque me hicieron la ablación de todo placer epidérmico.
Aúllo porque me exiliaron a un lugar sin cicerones ni radios
donde también aúllen los Escorpions.
Aúllo porque me pincharon tantas agujas que mi esófago se
Rebeló  bailando como un cascabel.
Aúllo porque me robaron las sábanas de hilo y la dama de noche.
Aúllo porque detesto el perfume Carmen, que ella siempre se pone
Aúllo porque detesto mi perfume Carmen, que llevé la noche del primer beso
Aúllo porque a mi torso le llaman Cardhu: sombrío, añejo, hondo, ojos color ámbar
Nadie sabe lo que un cuerpo puede aguantar
si cada día soporta a la vida misma,
¡tan sofisticada en su crueldad!


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