Plutón y su Caronte
se desmayan de encanto
siguiendo el ritmo
excéntrico
del último candor.
Subido al obelisco
con banderín de pieles,
substancia entre sus
libros
un hilo y un buzón.
Pedrín yo te imagino
rodando por los pastos,
corriendo a las
galaxias,
prendido de un botón.
Pero con siete lunas
que surgidas del viento
endulzan las naranjas
de aquel viejo cajón.
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