1954 - ESPOSOS
Te seguí
una mañana
hasta el
final del camino
y
juntos
miramos el
mar, el cielo
y las
hojas
carnosas y
brillantes
que había
dejado la lluvia.
- ¡Qué
día
para
olvidar el trabajo
y disfrutar
del paisaje!
- No sé –
dijiste y vi
que la
mañana
de verdad
era fría
y no había
qué hacer
en la playa
desierta.


No hay comentarios:
Publicar un comentario