GENTECILLA
Así, dudosa me
encontraba
ante aquella vasija pequeña.
Tan diminuta era,
... que no podía
creer que en ella
cupiera una esfera.
Tuve que recurrir al
microscopio,
quizá así pudiera ver
aquél enanito mundo,
que por
accidente,
lo encontré en un bordillo.
Seres pequeñitos lo
habitaban.
¿Cómo se llamaría aquel planeta?
Dicen los sabios, que está
lleno de poetas,
pero de tan estrecha cabeza
que los rigen
sabandijas.
¡Qué curioso!
Tuve que poner una lente de aumento.
¡Oh,
qué pequeña gentecilla!
¡Y todos eran verdes!
¡Y tenía tres ojos para
escrutarlo todo!
Qué tristeza me daba verlos,
cada vez que decían un
improperio,
más oscuro su planeta se volvía.
Cinturones o meridianos
de sombras
lo recorrían y helados parecían.
No había amor, generosidad y
pureza
dentro de sus cerebros.
Se alimentaban de egos que
capturaban,
trituraban para hacerse más grandes.
¡Ineptos!
¿Quién
decía aquello?
“¡Verde como el trigo verde!”
No recuerdo.
Pues yo no
veía aquello,
¡Si fuera trigo!
pero eran de un verde vejiga.
Color de
la envidia.
¿Por qué Dios crearía a esa gentecilla?
Hemos de pensar
que de alguna forma,
algo de ellos se ha de aprender.
¿Qué aprender?
Si
eres humilde, te dicen tonto;
si te defiendes, igual que si te acusas;
si
estas callado, asientes lo que es falso.
Si hablas, entras en su divertido
juego…
¡Ah gentecilla de cuenco!
Se olvidaron de detalles,
al igual
que los papeles y las leyes
pueden dar muchas vueltas
y arrebujarse en las
papeleras,
su hábitat se hace cada vez más pequeño,
más negro, más
profundo…
Algún día, querrán salir de su ciénaga perdida.
Hoyo que
crearon a base de dar a la lengua.
Buscarán una mano,
pero estarán
demasiado hondo
para que un brazo llegue hasta ellas.
¡Tan
perdidas...!
Pena me dais gentecilla,
por la necedad que no os deja
ver.
No os preocupéis,
puede que alguien o yo,
os lance una cuerda
y
os enseñe la luz
de ese corazón
que no os funciona.
Mejor, recojo
el microscopio;
dejaré la vasija aparcada.
Que se revuelquen entre
ellas
mientras yo,
me voy a escribir un poema.
@Derechos reservados de autor.
GENTECILLA
Así, dudosa me encontraba
ante aquella vasija pequeña.
Tan diminuta era,
... que no podía creer que en ella
cupiera una esfera.
Tuve que recurrir al microscopio,
quizá así pudiera ver
aquél enanito mundo,
que por accidente,
lo encontré en un bordillo.
Seres pequeñitos lo habitaban.
¿Cómo se llamaría aquel planeta?
Dicen los sabios, que está lleno de poetas,
pero de tan estrecha cabeza
que los rigen sabandijas.
¡Qué curioso!
Tuve que poner una lente de aumento.
¡Oh, qué pequeña gentecilla!
¡Y todos eran verdes!
¡Y tenía tres ojos para escrutarlo todo!
Qué tristeza me daba verlos,
cada vez que decían un improperio,
más oscuro su planeta se volvía.
Cinturones o meridianos de sombras
lo recorrían y helados parecían.
No había amor, generosidad y pureza
dentro de sus cerebros.
Se alimentaban de egos que capturaban,
trituraban para hacerse más grandes.
¡Ineptos!
¿Quién decía aquello?
“¡Verde como el trigo verde!”
No recuerdo.
Pues yo no veía aquello,
¡Si fuera trigo!
pero eran de un verde vejiga.
Color de la envidia.
¿Por qué Dios crearía a esa gentecilla?
Hemos de pensar que de alguna forma,
algo de ellos se ha de aprender.
¿Qué aprender?
Si eres humilde, te dicen tonto;
si te defiendes, igual que si te acusas;
si estas callado, asientes lo que es falso.
Si hablas, entras en su divertido juego…
¡Ah gentecilla de cuenco!
Se olvidaron de detalles,
al igual que los papeles y las leyes
pueden dar muchas vueltas
y arrebujarse en las papeleras,
su hábitat se hace cada vez más pequeño,
más negro, más profundo…
Algún día, querrán salir de su ciénaga perdida.
Hoyo que crearon a base de dar a la lengua.
Buscarán una mano,
pero estarán demasiado hondo
para que un brazo llegue hasta ellas.
¡Tan perdidas...!
Pena me dais gentecilla,
por la necedad que no os deja ver.
No os preocupéis,
puede que alguien o yo,
os lance una cuerda
y os enseñe la luz
de ese corazón
que no os funciona.
Mejor, recojo el microscopio;
dejaré la vasija aparcada.
Que se revuelquen entre ellas
mientras yo,
me voy a escribir un poema.
@Derechos reservados de autor.
Así, dudosa me encontraba
ante aquella vasija pequeña.
Tan diminuta era,
... que no podía creer que en ella
cupiera una esfera.
Tuve que recurrir al microscopio,
quizá así pudiera ver
aquél enanito mundo,
que por accidente,
lo encontré en un bordillo.
Seres pequeñitos lo habitaban.
¿Cómo se llamaría aquel planeta?
Dicen los sabios, que está lleno de poetas,
pero de tan estrecha cabeza
que los rigen sabandijas.
¡Qué curioso!
Tuve que poner una lente de aumento.
¡Oh, qué pequeña gentecilla!
¡Y todos eran verdes!
¡Y tenía tres ojos para escrutarlo todo!
Qué tristeza me daba verlos,
cada vez que decían un improperio,
más oscuro su planeta se volvía.
Cinturones o meridianos de sombras
lo recorrían y helados parecían.
No había amor, generosidad y pureza
dentro de sus cerebros.
Se alimentaban de egos que capturaban,
trituraban para hacerse más grandes.
¡Ineptos!
¿Quién decía aquello?
“¡Verde como el trigo verde!”
No recuerdo.
Pues yo no veía aquello,
¡Si fuera trigo!
pero eran de un verde vejiga.
Color de la envidia.
¿Por qué Dios crearía a esa gentecilla?
Hemos de pensar que de alguna forma,
algo de ellos se ha de aprender.
¿Qué aprender?
Si eres humilde, te dicen tonto;
si te defiendes, igual que si te acusas;
si estas callado, asientes lo que es falso.
Si hablas, entras en su divertido juego…
¡Ah gentecilla de cuenco!
Se olvidaron de detalles,
al igual que los papeles y las leyes
pueden dar muchas vueltas
y arrebujarse en las papeleras,
su hábitat se hace cada vez más pequeño,
más negro, más profundo…
Algún día, querrán salir de su ciénaga perdida.
Hoyo que crearon a base de dar a la lengua.
Buscarán una mano,
pero estarán demasiado hondo
para que un brazo llegue hasta ellas.
¡Tan perdidas...!
Pena me dais gentecilla,
por la necedad que no os deja ver.
No os preocupéis,
puede que alguien o yo,
os lance una cuerda
y os enseñe la luz
de ese corazón
que no os funciona.
Mejor, recojo el microscopio;
dejaré la vasija aparcada.
Que se revuelquen entre ellas
mientras yo,
me voy a escribir un poema.
@Derechos reservados de autor.
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