21 febrero 2013

Encarna Gomez Valenzuela





  1. EN TU CUERPO ME PIERDO
    En tu cuerpo, a diario, me pierdo
    como el sol en las olas del aire.
    La música ancestral de los violines de tu boca
    tiñe de dulzura mis horas de soledad.
    Es preciso acallar los lamentos de la noche
    ...
    y dar vuelos a los íntimos deseos de ser estrella
    en ese firmamento de nostalgias y añoranzas
    para no ser desvarío de los tulipanes del destierro.

    He descubierto las mariposas de tus ojos
    danzando alrededor de tus pestañas.
    Quiero pintar un universo de flores
    que nunca desdibuje los luceros de tu frente
    en ese cielo azulado de tus pupilas que nunca
    da cobijo a la tristeza.
    Alcánzame la luna de tus sueños
    y yo beberé el dulce néctar del amor
    que nace en las comisuras de tus labios.
    Desnúdame de tibiezas y de fobias
    en el espacio ambarino de tu piel,
    soleado bosque en llamas, que arde,
    blandiendo el estandarte del deseo.

    Deslíe el impudor de tus caderas,
    la amable redondez de todos tus anhelos,
    allí donde germinan los olivos de mis sueños.
    La verde aceituna de mis penas,
    rodeada de amapolas y de lirios,
    florecerá en primavera igual que una rosa,
    como unos labios carnosos, pintados en sangre y fuego
    que pronuncian un cadencioso: Te quiero.

    La noche de tu presencia borda poemas en mi alma,
    moldea encandilados versos de amor y
    románticas canciones de melancolía,
    que arrullan el dolor de mis entrañas.

    Inventa un jardín de caléndulas
    donde no habite el olvido de los jazmines
    para querernos despacio, para amarnos
    cerca de ese mar de gaviotas y esperanzas
    que lustra, con luciérnagas y lunas acaramelada,
    la hermosa noche de nuestro amor.

    Así aprenderemos que la distancia, algunas veces,
    puede transformarse en cercanía
    para hacer germinar los sueños y las ilusiones.
    Y que la felicidad, como la misma vida,
    puede caber en el cuenco de la mano
    y se puede disolver en las yemas de los dedos,
    como la niebla en el viento.
    En tu cuerpo, a diario, me pierdo
    como el sol en los valles del alba.

    Poema seleccionado como finalista en el
    VIII CERTAMEN DE CARTAS Y POEMAS DE AMOR RUMAYQUIYA
    Por la Asociación Artístico-Literaria Itimad de Sevilla.
    Ha sido publicado en el libro “INTIMAMENTE YUY@”

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