12 marzo 2013

Pilar Blanco Díaz




Pilar Blanco Díaz nació en Bembibre (León) y vive en Alicante desde 1985, donde imparte clases de Lengua y Literatura. Ha publicado, hasta la fecha, nueve libros de poesía: Voz primera. Poemas de amor y agua. Barro (Colección Vasija de poesía) 1982. Mundos disueltos. Algaida, Sevilla, 1998. Vocabulario íntimo. Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, Alicante, 1998. A flor de agua. Visor, Madrid, 2000. Mar de silencio. Ayuntamiento de Las Palmas, 2004. Ceniza. Hiperión, 2004. La luz herida. Algaida. Sevilla 2005. El jardín invisible. Rialp, 2007 y Zarzalúa (traducción al gallego) La Coruña, 2007. Figura en antologías como Barro. Antología primera. (1978-1993). Sevilla, 1993; Presencias del origen en la poesía leonesa actual. (Homenaje a Antonio Colinas.) León. Colección Letras de Venatia, 1999; Diez años de poesía del Premio Jaime Gil de Biedma, Diputación Provincial de Segovia, 2000; Alimentando lluvias, antología realizada por Antonio Gracia, con introducción del profesor Ángel L. Prieto de Paula. Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, Alicante 2001. Ilimitada voz. Antología de poesía escrita por mujeres a cargo de José Mª Balcells, Universidad de Cádiz 2003. Nuevas voces y viejas escuelas en la poesía española (1970-2005) Estudio de Juan Cano Ballesta. Ed. Atrio, Granada, 2007, La musa funámbula. La poesía española entre 1980 y 2005. De Rafael Morales Barba, Huerga y Fierro Editores. Y ha colaborado en publicaciones como Zurgai; El caracol del faro, Piedra de molino, Barcarola, Exlibris, Losada, Trecetrenes, Artes y Letras etc. Ha recibido, además, distintos premios de poesía entre los que destacan el Francisco de Quevedo, Madrid, 1995; un accésit del IX Premio Jaime Gil de Biedma, Segovia, 1999. Premio Internacional Miguel Hernández, Orihuela 2003; Premio Alegría, Santander 2005 y San Juan de la Cruz, Ávila 2007.



LO QUE NO SE APAGA



Soy la insistencia, el embate del agua contra las rocas,
el viento que se enreda en el velamen
y hace sonar la música doliente de las hojas del chopo.
Soy el regreso, el susurro insidioso de lo caduco ya,


la imagen que los párpados cerrados multiplican,
el filo del insomnio abriendo túneles
en la mente, hiel en las comisuras,
acíbar en los labios.
Soy la locura, un tañedor de flauta con una cerbatana
que hiriera de belleza los oídos del mundo,
de soledad los dedos
que aferran su inocencia corrompida.



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