Que el roce de su ala no me arrastreque pase de lado, obtusovago, loco, desquisiado.Que no quede prendida en mi memoriala visión de su figura,que puedan mis ojos esquivar su mirada.Que olvide que existo en esta circunstanciaen este país, en este fin de sigloen que lavo mi rostro de un cuenco vacíoy reparo en la suerteque avisan las líneas de mis manos.Que no vuelva a tocarme con su dedo de luz,que no anhele dejarme marcadaque su aliento caliente mi almohada.Díganle sí que cuando el día mueravenga en la noche a visitar mi camay que cabalgue sobre misin verme el rostrosin decirme su nombrey que mañanacomo un ladrón se esconda.
03 abril 2013
Milagros Terán
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