El futuro de las revistas
Paco Inclán (Revista Bostezo)
Precursora de esta nueva ola de revistas especializadas y cuidadas que cada día crece en España, la revista Bostezo nació cuando el resto no eran siquiera proyectos en las mentes de sus creadores. Con un diseño cuidado, un tema por número, colaboradores de lujo y una saludable manía de reinventarse en cada entrega; cuando se tiene un número en las manos hay que pellizcarse para corrobar que sí, que existe. Con su director, Paco Inclán, un tipo inquieto donde los haya, cerramos nuestro especial sobre el futuro de las revistas en papel. Esperando que éste, el futuro, sea largo y provechoso.
¿Qué futuro le ves a las publicaciones en papel? ¿Crees que llegarán a desaparecer?Las revistas en papel gozan de una mala salud de hierro, son proyectos resistentes porque suelen nacer de una voluntad no relacionada con el beneficio económico, al menos no como factor prioritario. Su mercado es un nicho. Es por esto que no me preocupa tanto el futuro de las publicaciones en papel como el de los sectores empresariales vinculados a ellas: imprenta, librerías, distribuidores, especialmente las imprentas, cada vez más ahogadas económicamente. Quizás las publicaciones en papel, no solo las revistas, no desaparecerán por ellas mismas, sino por el declive de las imprentas. En unos años, seguramente quedarán cuatro locos encabezonados en arruinarse editando una revista en formato papel. Pero no sé si quedarán impresores dispuestos a imprimirlas por amor al arte. O distribuidores para moverlas o libreros para venderlas. Aquí, el romanticismo se topa inevitablemente con el mercado cultural que se rige por la regla “primero las cuentas, luego los cuentos”.
¿Qué valoración haces de la irrupción de un nuevo tipo de revistas en papel (Orsai, Panenka, Mongolia, …), sin un grupo editorial detrás, surgidas del empuje de profesionales, con un contacto más directo con sus potenciales lectores y en el que internet ha sido muy importante en su difusión?Una apuesta arriesgada, sin duda. No son buenos tiempos para publicar en papel, por eso hay que quitarse el sombrero ante estos proyectos. El equilibrio entre Internet y la publicación en papel es importante, felicito a aquellos que lo han conseguido (nosotros no). Y es más importante todavía fidelizar lectores; son los suscriptores los que deberían sostener una revista, para no caer en coartadas publicitarias y promocionales que acaban influyendo en sus contenidos. Se nota enseguida cuando una publicación transpira esa libertad de edición o cuando está sujeta a los intereses de sus anunciantes.
¿Qué crees que aporta una revista en papel que no se puede encontrar en una publicación online?Las revistas en papel te introducen en otra dimensión, manejan otro ritmo, más pausado. Cuando leo una publicación online lo hago con otras siete pestañas más abiertas. Igual solo es un problema mío, pero Internet me impide una lectura relajada. Leo a saltos, con ansías, de reojo, en diagonal. Sería algo así como si mientras leyera una revista en papel tuviera otras siete más abiertas. Cuando abro una publicación en papel es porque me estoy dando un tiempo para adentrarme en una lectura más profunda. Lamentablemente, cada vez disponemos de menos tiempo para darnos ese tiempo. Deberíamos desacelerarnos, tanta tecnología nos ha metido en una vorágine de devorar información, datos, mensajes, pero no sé si nos damos el gusto de masticar todo lo que nos llega. Nos hemos creído eso de que las prisas son un síntoma de progreso y quizás tengamos que ir ralentizando los ritmos, también en nuestras lecturas.
El tema de la extensión también es interesante. Que una revista en papel tenga una extensión limitada te obliga a ser selectivo en su proceso de edición. No todo cabe, lo cual, errado o no, te fuerza a tener un filtro más cuidadoso. Seguramente, debería ser más escueto si esta entrevista fuera a publicarse en papel, lo que, sin duda, sería beneficioso para todo aquel que la esté leyendo. Debería preocuparnos la extensión sin límites del Internet, su verborrea infinita.
Aparte de lector, como editor no tiene parangón, al menos para mí. Editar y difundir una revista en papel es buscar todavía un contacto con la realidad analógica. Ir a correos a enviar un ejemplar a León, pelearse con un autor para que economice sus palabras, transportar cajas a una feria del libro, encontrársela tirada en el suelo después de una presentación, llamar a Santiago de Compostela para que te paguen diez euros de una factura. Son inclemencias de las que, en el día a día, reniegas pero que te hacen sentir más vivo. Bostezo se ha presentado, sin apenas repercusión, en México DF, Guadalajara, Oporto, San Francisco, Copenhague, Berlín, Reykiavik, Quito, Bogotá, París, entre otros sitios. Seguro que tendríamos más impacto con una publicación online, pero no tantas experiencias. En una presentación en una librería de Sevilla, por la compra de la revista regalamos unas piedrotas de hachís que a su vez nos habían regalado unos pescadores de Punta Umbría (nos daba apuro cargarlas en el avión de regreso a Valencia). Nuestras biografías van unidas a la de la revista y eso es sobre todo porque su formato es físico: se traslada, se moja, te la roban, la regalas, la enseñas, la pierdes… como la vida misma, esa que, afortunadamente, todavía se puede disfrutar en un plano analógico, aunque cada vez menos.
¿Cuál crees que debería ser la relación ideal entre una revista en papel y su propia versión online: complementaria, simple contenedor en el que volcar sus contenidos, …?No sé, algo debemos estar haciendo mal, porque no encontramos esa relación ideal. Para Bostezo, en teoría, la web funciona como plataforma de difusión de sus contenidos impresos, además de un medio de difusión de textos que no nos caben en la publicación en papel, pero que también nos parece interesante difundir. En nuestro caso, tenemos claro que debería ser una relación complementaria, pero no siempre tenemos el tiempo ni las energías para ir actualizando la web, en dotarle de un mayor dinamismo, más interacción con los lectores. Las escasas neuronas pensantes las invertimos en la construcción de la revista, cuyos contenidos pueden conocerse parcialmente en la web. Creíamos que eso aumentaría exponencialmente las ventas, pero no ha sido así, para qué vamos a engañarnos. Seguimos vendiendo lo mismo, unos cien mil ejemplares por número, más o menos.
¿Cuáles son tus revistas en papel de cabecera?Actualmente, mastico Panenka, es una revista que me encanta. Han encontrado un equilibrio perfecto entre fútbol y cultura. Ojalá duren hasta que cierre la última imprenta. También Vacaciones en Polonia, aunque esa sí que es una revista para gourmets desocupados, con suficiente tiempo para digerirla lentamente. Y revisito números de Replicante, la hermana mayor de Bostezo, una publicación mexicana que hace un par de años dejó de publicarse en papel para pasarse al mundo digital. Luego sigo el recorrido dispar de otras cuantas: Arròs Negre, Jot Down, Ecléctica, Estado Mental (reconvertida en proyecto radiofónico), Malpensante (Colombia). Para los amantes de las revistas, les recomiendo esa web de arqueología cultural que se llama Números Sueltos. Lo bueno de una revista es que cada vez que la abres te vas a encontrar con algo nuevo, una relectura diferente, un detalle que te perdiste la última vez que la abriste, un artículo que te saltaste, una errata que no estaba entonces. Cada revista se va transformando cuando la dejas reposar, aunque en realidad es el proceso de transformación del lector el que provoca una lectura diferente. Prueben a abrir el número 1 de Bostezo y verán que ya no es la misma revista que cuando la abrieron por primera vez. Si es que llegaron a abrirla.
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