A más de ocho mil metros de altura
registro como cada expresión
y sentimiento son distintos.
Percibo de cerca la parte más
bella y noble de las miradas.
El azul, no está en las nubes
que me rodean,ni en los recuerdos de mi
infancia,
ni en los rezos de cuatro
esquinitas tiene mi cama,
tampoco en los deseos de un buen
aterrizaje.
Aquí, dentro de esta máquina
confesionario, gris, voladora,
juego tamizando el contraluz de mis
sueños y debilidades.
Y…
me expreso el apego que
siento por la vida.
Venecia
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