A
veces, cuando estoy en aquella habitación
conjugada
en lo frío y en lo caliente
apuro
con sed extraña los minutos que no sacian,
y
me pregunto por esto que siento,
que
llegó sin principio, tan en silencio
bajo
el signo de los colores de Klimt en su beso,
frente
al hito más armónico
del
ingenio de Gehry en su obra,
Por
esto que se muestra y se oculta,
que
se atreve y se paraliza,
que
sufre de otros vértigos que saltan
por
encima de la necesidad de disfrazarse.
Y
me descubre, lejos ya, del apego imperativo,
que
ni la vida ni el amor,
ni
siquiera el antes ni el después ni el más tarde,
forman
parte del desacuerdo de mentiras
que
me hizo intransitable.
Y,
a veces, cuando entre la vigilia y el sueño,
quiero
y temo y al fin me atrevo
con
ese sudor inexplorado que se deja sentir
donde
nunca antes llegó nadie,
me
pregunto… si amor será ir corriendo
con
esta sed tan nueva que me pierde hacia su boca.
Pintura de Antonia Naranjo Paris


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