30 septiembre 2013

La chófer del autobús


Inicio este taller de relatos llamado “La chófer del

autobús”,donde cada participante se convierte en el

artífice de poner nombre y dar vida a un pasajero de los

que Olga transporta diariamente.



Las colaboraciones  las enviáis al correo siguiente :






Los relatos que reciba, los iré colgando en mi blog Azuldemar:





 La chófer del autobús

Miré el reloj y eran las 7,45 de la mañana aproximadamente, estaba distraída pensando que me había levantado hoy un poco tristona y rarilla, me acordé que me tenía que bajar la regla y sería por esto que me encontraba así; me suele ocurrir con frecuencia, bueno ¡que tonta! todos los meses.

Estaba haciendo tiempo para salir a la hora exacta de la parada y me dispuse a contar los billetes que había vendido manualmente, ya que la máquina que los expide de forma automática se estropeó ayer, y aún no la habían arreglado.
Así es que para adelantar, los fui contando; luego me dispuse a poner las monedas en los cartuchos correspondientes. Estaba en estos menesteres hasta que mi tarea se vio interrumpida al observar por el rabillo del ojo derecho una mano joven que depositaba la moneda para que le diera un billete. Le di los buenos días acompañados de una pequeña sonrisa y me contestó bajito, con desgana quizás. Seguí su trayectoria por el espejo retrovisor interior disimulando ponerme bien mi cortita melena y pude observar que había ocupado un asiento dos filas detrás de mí.

Desde ese mismo momento quedó bautizado como Luís; su mirada estaba perdida, una mezcla de alegría y preocupación, ¡como para no estarlo!, me dije.
Alicia, su chica desde hacia poco más de mes y medio, era adicta a la cocaína. Después de vivir una auténtica pesadilla en los últimos días, ella había decidido ingresar en un centro de ayuda a los toxicómanos animada por él. Era una joven encantadora, con cara aniñada y algo en su mirada muy especial.
Se habían conocido en un curso para “Jefes de Sala de Hotel”, y Luís, desde el primer momento, sintió una atracción especial hacia ella.

Su relación sentimental tomó tal interés para ambos que en breve llegaron a conocerse profundamente.
Desde el mismo día que Luís supo de la dependencia de Alicia, se propuso ayudarla haciendo gestiones y animándola a visitar a un buen amigo terapeuta.
Hoy habían decidido desayunar juntos y dar un buen paseo por el parque antes de entrar en el programa de desintoxicación.
Me imaginé un abrazo de despedida, lleno de dolor y de esperanza. Ella lo conseguiría……


Pedro Javier Martín Pedrós.



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