27 noviembre 2013

Ana Vidal Egea







Aquel septiembre tú habías empezado
a decírmelo todo,
como si después de tantos años
no supieras que daba igual
saber el nombre de las cosas.
Dijiste algo de las mujeres
y yo supe que habías dejado de quererme.

A veces dejo un lado libre en nuestra cama
por si regresas
cualquier noche en que no importe estar desnuda.
No estás.
Yo sigo buscando árboles.
Podré perderme en un bosque algún día
cuando no quiera ser más.

Foto de Federico Cirillo

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