
abre la ventana
y adorna la rutina
con gemidos
de aire puro.
Apóyate sobre la baranda
de un amanecer limpio,
disfruta de la lluvia de palabras
con encajes y eróticos sonidos.
Vístete con piel de adolescente,
sobre paredes deja tus graffitis
sin censura,
cubriendo tu cuerpo con chubascos
de caricias.
Amanece,
y allí donde habiten tus sueños
vierte sonrisas, besos
entre laberintos
de humanismo desbordante.
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